Las autoridades birmanas cambiaron el nombre de la calle, anteriormente conocida como Dalhousie Street, por el de Maha Bandoola. El aislamiento y las malas condiciones económicas que sufrió el país durante las décadas de la dictadura disuelta hace dos años, ha permitido que muchos edificios coloniales sigan en pie en nuestros días, aunque los habitantes creen que quedan pocos de los que había a finales de los años 20.
Pablo Neruda tenía 23 años cuando llegó a la ciudad que, en aquel entonces, era la más cosmopolita del sudeste de Asia. El poeta ocupó entonces un puesto de cónsul honorario (bastante mal remunerado) después de realizar un largo viaje a través de Europa y Asia desde Chile.
En esa época, Birmania era una provincia de la colonia británica de India y Rangún, un importante puesto comercial y una de las ciudades más desarrolladas de Asia. Sin embargo, el poeta no se adaptó al insignificante salario que recibía por su cargo, al calor asfixiante del trópico ni a la soledad de la fría sociedad inglesa.
Aún así, Neruda pudo disfrutar, junto a su amigo de la infancia Álvaro Hinojosa, de las tentaciones y los placeres de las mujeres exóticas, los fumaderos de opio y los rituales locales por los que sus conocidos ingleses le retiraron la palabra.
A finales de 1928, Neruda no aguantó más y pidió un traslado. Ese mismo año se desplazó a Colombo, la capital de la antigua colonia británica de Ceilán y, más tarde, a Batavia, la actual Yakarta.
Pablo Neruda describió oriente como una “grande y desventurada familia humana” que a su parecer, no influenció en su poesía salvo en “la soledad de un forastero trasplantado a un mundo foráneo y extraño”. Sin embargo, sin su paso por Oriente, el poeta nunca habría escrito poemas como Monzón de mayo, Entierro del Este o el Tango del Viudo, dedicado a Josie Bliss, “especie de pantera birmana”, con la que mantuvo una tórrida relación.
Fuente: Yahoo