El 28 de noviembre es la fecha de salida para la muy esperada nueva novela del académico Arturo Pérez-Reverte, con el título Un día de cólera, según reveló el mismo durante la celebración del Congreso Internacional «Alatriste: la sombra del héroe», que tuvo lugar del 19 al 23 de noviembre en Murcia.
Pérez-Reverte ha logrado la fidelidad de un gran número de lectores gracias al dinamismo de su narrativa, que la mayoría de las veces roza la delgada línea que separa la novela histórica de la de aventuras, lo cual no sería de extrañar sabiendo el gusto de este escritor español por el conocimiento de la Historia, especialmente la de España, con la afición por las lecturas de Joseph Conrad y Patrick O’Brien –con quienes también comparte su especial pasión por las hazañas marítimas–, entre otros grandes autores de este género, como Alejandro Dumas, Emilio Salgari o Louis Stevenson, según él mismo ha confesado en algunas entrevistas.
Sus últimos títulos, puestos a la venta a lo largo del 2006, fueron, por un lado, El pintor de batallas, en la que hacía gala de un estilo mucho más descriptivo y plástico, «forzado» en parte por la profesión de su protagonista –es fotógrafo–, aunque ello no le resta naturalidad a la obra, que evoca una serie de imágenes bellas y muy intensas, muchas de ellas con la guerra como leitmotiv. Por otro lado, se editó Corsarios de levante, el último libro de su popular colección de novelas protagonizadas por el Capitán Alatriste.
Un día de cólera
Según las pocas informaciones que se pueden encontrar acerca de esta novela –que edita Alfaguara, consta de unas 400 páginas y se puede adquirir por unos veinte euros–, en sus páginas se narra uno de los capítulos más populares de la Guerra de la Independencia (1808-1814): el levantamiento del Dos de Mayo de 1808, que enfrentó a los españoles, con la ayuda de Portugal y el Reino Unido, a las tropas francesas dirigidas por Napoleón I.
Como ya sabrán sus lectores más habituales, la Guerra de la Independencia es un tema que gusta mucho a Pérez-Reverte, que ya lo había desarrollado desde otros puntos de vista en sus libros El húsar (1986 –revisada en 2004), La sombra del águila (1993) y Cabo Trafalgar (2004), a los que ahora se suma este Un día de cólera, aunque el autor advirtió que en esta ocasión ha buscado en su escritura una técnica más «documental», con un lenguaje más llano aunque muy trabajado.
david
ola me llamo david velarde y mi tatarabuelo es uno de los protagonistas de este libro que me pienso comprar en cuanto vaya a una libreria xk me parece muy interesante el tema tratado y para que engañarnos porque sale daoiz y velarde y es cierto lo que dicen de que los velarde tenian fama de tener mala leche xk lo ehe podido comprobar con su nieto(es decir mi abuelo)que no veas que mal caracter tiene ahora no les puedo contar mas porque estoy ansioso por leerme este maravilloso libro cuando lo lea escribire mas
habilitado
Pues debe ser cierto eso de la mala leche de los Velarde, Yo conozco a uno que es peruano, medio indio medio blanco, ya saben mestizo, y aunque siendo ingeniero no tiene mucha cultura si dispone de un buen serón de mala leche, zafio, embustero, felón y marañoso…el tio es el Presidente de los Rotary de Granollers en Barcelona y Coordina la sección local del Partido de la Ciudadanía en esa población. Podría ser un especimenpara estudiar en cuanto al comportamiento humano. Pero miren, a mi me hubiera gustado conocer al Capitán Velarde en su tiempo, seguro que era un «lider» nato, sobre todo para algaradas.
En fin, si Vd. es tataranieto de ese héroe lo felicito, y con mala leche o sin ella, tubo un par de c… y levantó a una nación. Aunque no estoy de acuerdo con Perez Reverte en eso de considerarse a partir de entonces una nación. La española como tal ya se tenía conciencia plena de ella a partir de Felipe V, casi 100 años antes. Pero los enfrentamientos entre nosostros es algo que nos llevaría a los tiempos de las tribus íberas. El hecho es que durante siglos nadie se ha preocupado jamás de incluirnos en el consciente esa sensación. Hay franceses, italianos y alemnes, por poner casos de naciones de similares dimensiones a la nuestra, que estándo incluos más divididos en todos los órdenes que nosotros sus gobiernos, desde hace siglos han ido, uno tras otro influyendo de forma positiva en asentar en la mente de sus ciudadanos el concepto de nación única. Aquí, eso no ha pasado. Nuestros gobiernos, incluido el socialista actual, normalmente han hecho exactamente lo contrario. Es penosa la defensa que hacemos, salvo escasas ocasiones de lo propio, incluso hemos retrocedido en aspectos tan esenciales como la lengua, donde asentada en regiones como la catalana o la vascongada hemos dejado que mastuerzos sin cultura, ideólogos sin neuronas, y resentidos de todo tipo se hayan apoderado de los poderes propios del Gobierno Nacional para imponer sus dialectos o sus «parlas bribonas» teniendo además la inmensa jeta de denominarlas idiomas. A los catalanes, por ejemplo, no se les puede dejar hacer nada puesto que «per se» son unos traidores y una gentuza de medio pelo, llorones y cobardes, rastreros en grado sumo, no les importa doblar el espinazo ante el vencedor mientras inmediata y subverticiamente preparan sus acciones como las viejas del lugar o las marujas de escalera para volver por sus fueros, eso es así. A los vascos porque han sido adoctrinados en buena parte por un personaje de tan turbia trayectoria como Sabino Arana, mas cercanoa Hitler, que la propia Eva Braun y los curas con boina que tradicionalmente han tenido el dominio del país. Meapilas y doctrinarios, los vascos que habían sido los más grandes defensores de las instituciones españolas durante siglos, han ido permitiendo que ese cancer llamado nacionalismo se inmiscuya en sus vidas habiéndolos transformado con el tiempo en un esperpento de lo que realmente hubiera podido llegar a ser. El Marques de Castellbell y Villar, Grande de España ya dijo no hace muchos años que lo único que lamentaba es no haber fusilado a unos cuantos curas más, a pesar de haberlo hecho con ocho de ellos. Porque, dijo, lo cierto es que lo merecían el 98% de ellos, cuando entró en las Vascongadas en la Guerra Civil. Quizá eso nos hubiera salvado de lo de ahora.
Nuestros graves errores a lo largo de la Historia han sido espectaculares, como nuestras grandes hazañas, pero si bien las una pasan, los otros permanecen.
Jose
Hola David es verdad que eres tataranieto de don Pedro Velarde?, que curioso. Yo tambien me quiero comprar el libro mañana y leerlo, tengo unas ganas. Pues queria decirte una cosa, yo e tocado los huesos de tu tatarabuelo. No se si sabras que tu tatarabuelo no murio en monteleon sino fue herido y llevado a ocultas a su casa que estaba en la calle de la ternera numero 12, cerca de la plaza de callao. Tu tatarabuelo murio aquella noche del tres de mayo de 1808 y enterrado en la iglesia de san Martin junto con Daoiz. unos años mas tarde fueron exumados sus restos y enterrados en la Iglesia de san Isidro por que querian hacer un panteon del 2 de mayo que nunca se hizo. se dice que mas tarde los restos fueron enterrados en el monumento del dos de mayo que hay en el prado, pero es mentira por que nunca supieron cuales eran los restos de velarde y daoiz y lo que enterraron fue una caja vacia, por lo tanto sus restos siguen en san isidro. Yo soy de la hermandad de san Isidro y e vajado montones de veces a unas galerias y criptas que hay debajo de san isidro, en ella hay montones de restos y un amigo muy mayor de 90 años que es licenciado en Historia me enseño una bolsita roja con huesos y me dijo que eran los de Daoiz y velarde que todabia siguen alli en los sotanos. solo decirte que los e tenido en mi mano y que siguen alli junto con mas huesos de mas gente y los de los Jesuitas que vivieron alli anteriormente.
horacio
Hola Jose.Es muy interesante lo que has contado.Me gustaria poder ponerme en contacto contigo.Mi direccion de e-mail es horastland@hotmail.es.Te agradeceria que lo hicieses.Un saludo.
Antonio
Hola;
Hay en ningún sitio un índice onomástico de los personajes, hay tantos que sería de gran utilidad.
Muchas Gràcias
adolfo
Es una novela muy entretenida,pero hay demasiada informacion en lo referentes a nombres y apellidos,creo que se debria simplificar un poco mas,aunque por otro lado es claro el interes del autor por homenajear a tanto y tantos españoles que lucharon contra los franceses en aquella epoca.
Pedro
Habilitado (2), el lugar común que empleas para describir a catalanes como yo, ¿no es igualmente válido para determinados ejemplares de españoles, franceses, austríacos o filipinos? Lee la estupenda crónica de Pérez-Reverte y verás que de personajes abyectos, serviles, cobardes y chaqueteros, España, como cualquier otra nación (¿patria? No, no diré patria… malditas todas las patrias, que son, como bien dijo alguien, el último recurso de los cobardes), nunca anduvo mal servida. Generalizar con criterios geográficos es una simpleza en la que no se debe caer; las distinciones (valiente, cobarde, honesto, corrupto) sólo cabe emplearlas con personas… ni con pueblos, ni con facciones, ni con partidos. España como nación de naciones (conquistadas, vencidas, sometidas y lo que quieras, pero así es y ahí está la Historia, incontestable) es complicada y si un día queremos entenderla, compartirla y vertebrarla, lo primero es abrir las ventanas para orear el tufo rancio de análisis tan simples como el tuyo, dicho esto sin ánimo de ofender.
En cuanto a la novela, que acabo de cerrar, es prácticamente perfecta, algo que a estas alturas ya no debe sorprender a nadie, viniendo de quien viene.
rafael garcia
A Arturo perez Reverte por un día de colera:¿Pero qué clase de novela has escrito? Quizás sea porque nunca has sido mi escritor favorito, pero lo que has hecho en esta novela es de tener muy poca vergüenza: simplemente, te has dedicado a repartir nombre sin ton ni son por toda ella ( si quiero nombres me cojo una guía) y a relatar escenas que no van a ningún lado. Siempre te he considerado un imitador de tercera de gran Don Benito, pero esto se sale de madre. Y luego para colmo, como tratando de reírte aún más si cabe, de nosotros tus lectores, has tenido la poca vergüenza, de poner al final de ella los títulos de las obras en las que te has documentado y que ni tú mismo te crees.